EUROPA
PRESS
13 junio
2018
Dormir
demasiado puede ser malo para la salud
Menos de seis y más de diez horas de
sueño por día están asociados con el síndrome metabólico y sus componentes
individuales, según concluye un estudio publicado en la revista de acceso
abierto 'BMC Public Health'
que involucró a 133.608 hombres y mujeres coreanos de 40 a 69 años.
Investigadores del Colegio de Medicina de la Universidad
Nacional de Seúl, en Corea del Sur, descubrieron que, en comparación con las
personas que dormían de seis a siete horas por día, los hombres que dormían
menos de seis horas tenían más probabilidades de tener síndrome metabólico y
una mayor circunferencia de la cintura y las mujeres que dormían menos de seis
horas registraban más probabilidades de tener una mayor circunferencia de la
cintura.
Dormir más de diez horas al día estuvo asociado con el
síndrome metabólico y el incremento de los niveles de triglicéridos en los
hombres, y con síndrome metabólico, mayor circunferencia de la cintura, niveles
más altos de triglicéridos y azúcar en la sangre, así como niveles bajos de
colesterol "bueno" (HDL) en mujeres. Los autores encontraron que casi
el 11 por ciento de los hombres y el 13 por ciento de las mujeres dormían menos
de seis horas, mientras que el 1,5 por ciento de los hombres y el 1,7 por
ciento de las mujeres dormían más de diez horas.
La autora principal del estudio, Claire E. Kim, resalta:
"Este es el estudio más grande que examina una relación dosis-respuesta
entre la duración del sueño y el síndrome metabólico y sus componentes por
separado para hombres y mujeres. Como pudimos ampliar la muestra de nuestro
anterior estudio, pudimos detectar asociaciones entre el sueño y el síndrome
metabólico que pasaron desapercibidas. Observamos una posible diferencia de
género entre la duración del sueño y el síndrome metabólico, con una relación
entre síndrome metabólico y el sueño prolongado en mujeres y síndrome
metabólico y sueño corto en hombres".
La duración del
sueño, factor de riesgo modificable del síndrome metabólico
Según las definiciones comunes, se consideró que los
participantes tenían síndrome metabólico si mostraban al menos tres de los
siguientes puntos: circunferencia de cintura grande, niveles altos de
triglicéridos, bajos niveles de colesterol "bueno", hipertensión y
alto nivel de azúcar en sangre en ayunas. La prevalencia del síndrome
metabólico fue de poco más del 29 por ciento en hombres y del 24,5 por ciento
en mujeres. Los autores sugieren que, dado que la prevalencia del síndrome
metabólico en Corea es alta, es fundamental identificar factores de riesgo
modificables como la duración del sueño.
Los autores utilizaron datos del estudio HEXA, un estudio
comunitario a gran escala realizado en Corea durante los años 2004-2013, que
incluyó información sobre características sociodemográficas, historia clínica,
uso de medicamentos, historia familiar, factores de estilo de vida, dieta,
actividad física y factores reproductivos en el caso de las mujeres.
Como parte del estudio HEXA, se recogieron muestras de
plasma, suero, capa leucocítica, células sanguíneas,
ADN genómico y orina, y los participantes se sometieron a exámenes físicos por
parte de profesionales médicos. La duración del sueño se evaluó haciendo la
pregunta: "En el último año, en promedio, ¿cuántas horas/minutos de sueño
(incluidas las siestas diurnas) has tenido por día?".
Aunque los mecanismos biológicos que subyacen a la
asociación entre la duración del sueño y el síndrome metabólico siguen sin
estar claros, se ha informado de varios procesos potenciales. Estos incluyen
niveles elevados de hormonas que elevan el apetito y la ingesta calórica o
reducen el gasto de energía en personas que duermen menos de siete horas por
día, lo que puede conducir a una mayor circunferencia de la cintura y al
desarrollo de la obesidad.
Los autores advierten que la naturaleza observacional
de corte transversal de este estudio no permite conclusiones sobre causa y
efecto. Las estimaciones de la duración del sueño se basaron en datos aportados
por los participantes en lugar de medidas objetivas y pueden reflejar el
"tiempo en la cama", el tiempo real de sueño o el tiempo que las
personas creyeron que dormían. Además, como el estudio no distinguía entre las
siestas diurnas y el sueño nocturno, su impacto en la salud no pudo evaluarse
por separado.